Retratos

JORGE ONTALBA REGALA 10 EJEMPLARES DE SU NUEVO LIBRO A LOS LECTORES DE ENCUENTROS FOTOGRÁFICOS

RETRATOS

Inauguración el día 14 a las 20:00h

Del 14 al 27 de Septiembre

©®Jorge Ontalba

©®Jorge Ontalba

Este trabajo reune retratos en blanco y negro de Antonio Vega, Fernando Sanchéz-Dragó, Antonio Gasset, Tony Marmota, Txús di Fellatio, Carlos Saura, Sabino Mendez, Carlos Segarra, Álvaro Pombo, Antonio Mercero, Nacho Campillo, Martirio, Antonio Gala, Fernando Colomo, Javier Andreu, Ambite, Thomas Canet, Javier Esteban, Manolo Rock, María Gímenez, Alfonso Ferrer, Javier Campillo, Elenita y Moncho Borrajo.

©®Jorge Ontalba

©®Jorge Ontalba

EL MISTERIO JORGE ONTALBA POR THOMAS CANET

Reconozco que no soy nada bueno

haciendo retratos; rara vez acierto, y cuando lo hago

es porque me parezco demasiado a quien bosquejo

Harkaitz Cano

Conviene acercarse con cautela a una colección de retratos como la de Jorge Ontalba.

Todo está calculado al milímetro para confundirnos, adentrarnos en un laberinto con salida pero sin viaje.

Para comenzar, nos topamos con unas imágenes realizadas en un cuidado blanco y negro, que borra todo aquello que pudiera rivalizar con el sujeto, distraer de una composición rigurosa y geométrica.  Desde la mirada y la cabeza de Jorge, una línea quebrada dirige nuestros ojos y moldea a los fotografiados en el encuadre. Y sin darnos cuenta, estamos perdidos.

Perdidos en texturas de piel, surcos de una vida envueltos en una gama tonal suave. Juegos de luces intencionados, que realzan aquello que quiere que veamos.

Si por un instante pudiéramos visualizar la escena desde fuera, nos descubriríamos mirando a otra persona con un descaro y avidez que sin duda nos ruborizaría. Un comportamiento fuera de nuestro alcance en el mundo real. Y aquí radica uno de los grandes aciertos de estos retratos, que nos permiten acercarnos impunemente a unos desconocidos que, al mismo tiempo, nos resultan extrañamente familiares. No vamos mal encaminados, pero como decía, estamos bastante perdidos.

Los fotografiados nos observan desde una composición clásica, o austera como le gusta decir a Jorge, y no se sustentan en las muletas del efectismo para conectar con nosotros. La mirada frontal no admite escapatoria, y por momentos podemos sentir que se produce un intercambio de roles. Es algo turbador y un tanto incómodo. ¿Quién observa a quién ahora? Siento un escalofrío cada vez que me encuentro con el gesto reprobador de Carlos Saura, o los ojos acusadores de María Giménez.

Tampoco pasamos por alto los juegos de máscaras, que van desde rostros tallados de gesto pétreo hasta instantes más teatrales. ¿Actitudes adoptadas o decididas con el fotógrafo quizá?  Ray Loriga lo expresó mucho mejor que yo en su novela Héroes, y es que el disfraz es la verdadera intención. La verdadera voluntad. El disfraz obliga. Pequeñas decisiones que en el fondo revelan mucho más de lo que estamos dispuestos a admitir. Por fin. Creemos que lo tenemos, que somos capaces de leer entre líneas. Pero disculpadme de nuevo, entre tanta máscara y espejo, nos hemos vuelto a perder.

Al final, hagamos un ejercicio mental e intentemos no reaccionar ante lo que está en la imagen y busquemos lo que falta. Pensemos en lo latente que impregna cada uno de los retratos. Obviemos todo lo conocido, lo que han volcado unos y otros en sus retratos, la trayectoria vital que proyectamos en sus rostros, y recordemos lo que estaba allí antes del disparo.

El misterio Jorge Ontalba, que con su intención decide fotografiar a ciertas personas, y no a otras. Simplificando mucho las cosas, el retrato es un acto de seducción, de encuentro y enfrentamiento. Todo a la vez. Un juego que se inscribe entre dos personas, y en el cual las dos partes tienen que darse sin red para  que el resultado trascienda. Pero no ocultemos la componente cínica que siempre está presente. El control solo está en manos del fotógrafo.

Ese control y su sensibilidad es lo que permite a Jorge coronar esta colección de retratos, y aparentemente, escapar por la puerta de atrás sin hacer ruido, devolviéndole todo el protagonismo al sujeto. Un gesto de humildad, un crimen perfecto. Casi.

Porque estas imágenes no solo capturan instantes de nuestras vidas. Entre todos ellas conforman un retrato fraccionario y emocionante del propio fotógrafo. Pequeñas fisuras por las que pasa la luz, y dejan entrever el misterio Jorge Ontalba.

There is a crack, a crack in everything

That’s how the light gets in

Leonard Cohen

Sala de exposiciones Principe de Asturias
Hermanos García Nobleja, 14 Madrid.

www.fotografosartisticos.es